martes, 29 de noviembre de 2016

El Big Bell Test. Un experimento en física cuántica que necesita tu ayuda

Como ya hemos explicado por aquí, el entrelazamiento cuántico es una propiedad fascinante. Podéis usar el buscador del blog (a la derecha) para ver que no es un tema que nos sea ajeno. También hemos discutido los experimentos que demuestran que existe este fenómeno, en concreto los experimentos de Bell.  Estos experimentos tienen unos requerimientos muy específicos y difíciles de conseguir. Uno de ellos es el que las dos partes que forman parte del experimento, Alice y Bob, realicen una serie de medidas de manera aleatoria y libre. Podéis leer más al respecto en esta entrada (en inglés) que escribí para Mapping Ignorance. Para realizar esta selección de medidas aleatorias se han usado típicamente generadores de números pseudoaleatorios o bien generadores de números aleatorios cuánticos.


Alice y Bob deben poder realizar sus experimentos libremente. Fuente: Mapping Ignorance

jueves, 24 de noviembre de 2016

La física cuántica NO sustenta la homeopatía

Parece que sigue la moda de intentar justificar todo lo esotérico en la física cuántica. La estrategia es muy común y está bastante extendida. Como la física cuántica es poco intuitiva y difícil de entender cualquier cosa que me invente podrá ser justificada mediante ella sin que tenga que demostrarlo. Esto ha sido usado para defender muchas pseudociencias de nuevo cuño como la medicina cuántica (o energética) y la biodescodificación (o bioneuroemoción). Debido a esto hace ya un tiempo escribí el Decálogo en contra del esoterismo cuántico y el comunicado Sobre la supuesta base de la bioneuroemoción en la física cuántica. También podéis leer la entrada de la Wikipedia sobre el Misticismo Cuántico.

Al parecer esta argumentación falaz no sólo se aplica a nuevas pseudociencias, sino que se puede aplicar también a otras más clásicas. Ahora la moda es intentar utilizarla para justificar la homeopatía. Eso es lo que ha ocurrido en la web de Facebook del VI Congreso Nacional de Homeopatía, donde se han enlazado varios vídeos (incluyendo uno de un premio Nobel) defendiendo esta idea.



martes, 15 de noviembre de 2016

Tres preguntas (y respuestas) sobre el embarazo

Dentro de no mucho comenzaré la aventura de la paternidad y me ha sorprendido la cantidad de falsas informaciones, supersticiones y mitos que hay con respecto al embarazo y a los primeros años de vida. Imagino que esta mala información prospera al ser una cuestión tan importante, pero al mismo tiempo tan aleatoria. El proceso por el que se forman las supersticiones es sencillo. Tú piensas, por ejemplo, que se puede predecir el sexo del bebé con la forma de la barriga. Lo intentas, y por puro azar acertarás al menos el 50% de las veces (Edición: Me comunican que acertarás aproximadamente el 50% de las veces, al parecer el número de niños y niñas nacidos no es tan equilibrado como yo pensaba, y puede hasta cambiar año a año). No es tan improbable que aciertes tres veces seguidas, y si no sabes estadística eso te hará creer en el método. Si alguna vez fallas alegas que "todo método tiene sus fallos" y a correr. 

Afortunadamente, para obtener información fiable no hay que ser experto, ya que podemos fiarnos de las estadísticas. Los partos son algo muy común, así que hacer estadística es muy sencillo, luego juntamos los datos y ya está, ya sabemos qué ocurre. Esto es en teoría, porque encontrar los datos no es precisamente un paseo. Aún así he recopilado algunos sobre dudas que tuve desde el principio del embarazo y que no sabía responder. 


1. ¿Las primerizas se suelen atrasar?

Esto parece ser cierto, pero se retrasan muy poco. Tan poco que es difícil detectarlo en las estadísticas y muchos estudios dan resultado nulo en este sentido. Los que sí lo detectan muestran sólo un desplazamiento de dos días en la probabilidad de dar a luz antes de un determinado día. 

Un estudio que sí detectó este efecto se publicó en 2001 en la revista Human Reproduction [1]. Estudiaron 1514 mujeres sanas y crearon dos curvas de probabilidad acumulada de parir en función de los días de gestación. 


sábado, 5 de noviembre de 2016

La actualización de las unidades de medida

Prácticamente todas las ciencias se fundamentan en la posibilidad de medir distintas magnitudes, y que estas mediciones puedan realizarse de manera independiente. Esto es lo que nos proporciona un método objetivo para comparar y analizar los fenómenos. Por este motivo no es extraño que gran parte del esfuerzo histórico de la ciencia se haya enfocado en definir las unidades de medida que se deben aplicar a las distintas magnitudes. 

Si sois un poco viejos, como yo, recordaréis que en libros de texto antiguos venía el metro definido de dos maneras diferentes. Una era la "diezmillonésima parte de la distancia que separa el polo de la línea del ecuador terrestre, a través de la superficie terrestre", definición que aparecía como histórica ya que tuvo validez entre 1795 y 1889. La otra definición era simplemente "un metro patrón de platino e iridio depositados en cofres situados en los subterráneos del pabellón de Breteuil en Sèvres, Oficina de Pesos y Medidas, en las afueras de París". Sin embargo, la definición actual, que ya debería haber aparecido en mis libros de texto (data de 1983), es "la distancia que recorre la luz en el vacío durante un intervalo de 1/299 792 458 de segundo".